sábado, 6 de septiembre de 2008

El futuro de La Cultura (versión optimista)

En 2140 aún había quien creía que la poesía era sólo rima, que la pintura y la escultura habían de participar de los cánones de belleza impuestos por la moda, que el cine era sólo efectos especiales, que la arquitectura cuanto más aparatosa mejor, que la música ante todo había de ser bailable y pegadiza, etc, etc.
Bueno aún hay quién lo cree hoy, han pasado más de trescientos años y es imposible corregir esa tendencia que nace por generación espontánea a pesar de que el 100 % de la población infantil está escolarizada y el 100% de adultos tiene estudios universitarios (como mínimo dos licenciaturas).
Los avances han sido tantos que no necesitamos de espacios de representación. Las salas de cines, de teatros y de exposiciones son ya historia. Hoy sabemos qué dosis de cultura necesita cada individuo y por tanto estos espacios han quedado obsoletos.




Tenemos un mapa genético de deficiencias y aptitudes de cada individuo y por tanto sabemos cuáles son las dosis óptimas.
En primer lugar aportamos complejas sustancias que facilitan la comprensión de datos referidos a la cultura. En segundo lugar, complejas moléculas específicas en relación con la selección del tema que se va a tratar. Estos dos sistemas se realizan por vía respiratoria.
Por ejemplo, ayer se trató el siglo XX, el CMS* se aplicó a 2000 niños del distrito Europa y hoy se aplicará a 2600 del distrito Africa.
Tras la sesión de ayer, que duró apenas 110 minutos, hubo tiempo para todo tipo de juegos, incluido el fútbol. Se lo pasaron “bomba”. Por cierto ya no existen las bombas.
Como decía, quedaron encantados, sobre todo porque han aprendido que gracias a La Cultura del siglo XX, la humanidad comenzó a dar sus primeros pasos. El siglo XX destaca, por ejemplo, por ser un siglo en el cual, no uno, sino miles de hombres, comenzaron a pensar por sí mismos. Entre los primeros que lo hicieron hubo algunos artistas, algunos defensores de los derechos humanos, algunos ecologistas y algunas ex-amas de casa, por citar los más sobresalientes.
Nosotros en la elaboración del CMS, descartamos información innecesaria, información solapada e información anacrónica.
Hoy día estamos en una cifras en torno al 98%, es decir 1.357 millones de personas. El 2% restante está en tratamiento y mejoran mes a mes, ostensiblemente.
Mañana toca Iniciación a la Música, el CMS habilita a los niños, durante un periodo de tres horas, para leer partituras y tocar cualquier instrumento.
Ni que decir tiene que el CMS es capaz de ser también un inmejorable traductor de textos escritos, hablados y pensados, por lo cual, todas las lenguas son conocidas al instante y nadie se siente discriminado por su origen aunque este sea muy minoritario.
Todo lo apreciamos, nada idolatramos.

Melilla (distrito Africa) a 30 de agosto de 2440

*Complejo Molecular Sustancial

El futuro de La Cultura (cuento para niños mayores de edad)

Preámbulo

Érase que se era, un país dirigido por un caudillo llamado Francisco Pérez, dicho país era admirado (sobre todo en el extranjero) por los numerosos artistas que había traído al mundo. Artistas de todas clases, estilos y facetas.
Sea como fuere, como Pedro Pérez no admitía demasiadas críticas, la mitad o más de los artistas vivía fuera del país y la mitad o menos de los profesores de Historia del Arte también lo habían abandonado.
La mayoría de los Artistas que no emigró era bastante condescendiente con el caudillo Pérez, por eso Pérez los aplaudía y también aplaudía a los profesores de Historia del Arte que cobraban puntualmente sus mensualidades aunque en sus “programaciones de curso” no aparecieran mencionados ninguno de los artistas que emigraron, menos aún los artistas extranjeros.
Un 20 de noviembre, casualidades de la vida, murió Pérez.... y a la voz de ¡ya!. se llenó Naranjitolandia (que es así como se llamaba el país) de emigrados Artistas y emigrados Profesores de Historia del Arte.
Los de fuera (que ya tenían ganas de volver) pactaron previamente su llegada con los de dentro, poniendo una condición: “les harían un hueco para poder disertar, elucubrar y crear, tal y como en el extranjero se les había permitido”.
No eran malos los naranjitolandeses Perezistas, pues pactaron numerosos acuerdos con los recién llegados por los cuales llegaba la libertad de expresión y se podía criticar hasta al mismísimo Pérez.
Tras la muerte de Pérez resurgió la Cultura por unos años, pero los nuevos gobernantes no tardaron mucho en darse cuenta del negocio que suponía. Así que la Cultura (que es como un huevo) al pasar por la sartén de los negocios y del amiguismo, comenzó a quedar como una tortilla a la francesa. Es decir que jamás se supo a partir de estos años, cuál era la yema ni cuál la clara.






Capítulo I

Pasados unos centenares de siglos, allá por el año 28629 unos avezados arqueólogos del espacio exterior (con unos medios técnicos impresionantes y unos sueldos y unas vacaciones no menos impresionantes) descubrieron casualmente un estrato, hasta ahora poco estudiado, del siglo XXIV y como lo que encontraron sólo hacia referencia a la Cultura de la Tortilla, cogieron el hornito virtual y teletranspotable de fisión e incineraron selectivamente todo lo que se encontraron a trescientos pokémons* a la redonda. Es decir, todo lo que tuviera alguna relación con la susodicha tortilla cultural.
El ser humano por estas fechas ya había dejado de ser humano (bueno casi totalmente), pero seguía siendo extremadamente imprevisible. Sea por lo que fuere, los dos arqueólogos espaciales sintieron que no era del todo correcto enviar al limbo todo lo encontrado en el estrato de la Cultura de la Tortilla y guardaron con mucho disimulo y no menos prisa en la mochila (¡por supuesto que metalizada!) lo primero que encontraron a mano: un capuchón de bolígrafo Bic, la carátula de un disco del Tary (famoso en su tiempo por aquella canción del “Camaleoncito bravo”) y una impresión fotográfica en metacrilato anodizado del planeta Tierra antes de la llegada del meteorito.
Acto seguido, cada uno de ellos presionó mentalmente un botón verde de su protector torácico y desaparecieron para siempre. Al menos eso creo.

* 1 pokémon = 200 kilómetros